Nacemos y crecemos en una sociedad heteronormativa en la que se da por supuesto que “todo el mundo es heterosexual hasta que se demuestre lo contrario”. Esto, junto con la existencia de ciertos prejuicios relativos a la homo/bisexualidad y al lesbianismo hace que las personas LGB tengan que enfrentar una serie de retos y procesos que no tienen ni que plantearse las personas heterosexuales. Evidentemente estos retos serán distintos en función del entorno en el que nos movamos. No es lo mismo ser lesbiana en una gran ciudad que en una zona rural, ser homosexual en una familia o un entorno más conservador que en otro más abierto y progresista, etc.
Según el modelo de Vivienne Cass, las personas LGB transitarán por las siguientes fases en el proceso de aceptación de su orientación sexoafectiva:
- Confusión: la persona comienza a ser consciente de que podría ser homosexual o bisexual. Tal vez sienta atracción hacia personas del mismo sexo lo cual le genera dudas acerca de su identidad. Es habitual que puedan surgir sentimientos de negación o vergüenza en esta etapa debido a las expectativas sociales.
- Comparación: se acepta la posibilidad de que «tal vez» se sea homosexual y las consecuencias que ello supondría en el caso de que fuese cierto. Esto puede generar sentimientos de duelo por la pérdida de oportunidades que se anticipan por no encajar dentro de la heteronorma. Hasta hace unos años, y todavía en muchos países, casarse o tener hijos era complicado para las personas LGB. Por otra parte, se asume que se perderá cierto grado de apacibilidad para siempre al no encajar dentro de la supuesta “normalidad”.
- Tolerancia: la persona admite que podría ser LGB y que no es la única. Se buscan referentes de esa etiqueta que le puedan representar o con quienes se pueda identificar, se busca información y se intenta reducir la sensación de aislamiento buscando relacionarse con otras personas del colectivo.
- Identidad: la persona acepta plenamente su orientación sexual y comienza a incorporarla como parte integral de su identidad personal. Se siente cómoda con su orientación sexoafectiva y está dispuesta a expresarla abiertamente en su vida. Se genera una sensación de autenticidad y congruencia con una misma.
- Orgullo: es el momento en el que suele salir del armario (se expresa públicamente que se es homosexual, bisexual o lesbiana). Puede involucrarse activamente en la comunidad LGTBIQ+ y adoptar una identidad más definida. Aunque la persona puede experimentar cierta sensación de vulnerabilidad al revelar su homo/bisexualidad, una vez realizado este paso se experimentan sentimientos de liberación y empoderamiento personal.
- Síntesis: la homosexualidad, una vez superadas las etapas anteriores, deja de tener la relevancia que antes tenía en la vida de la persona LGB. Esta se da cuenta que ser LGB es una parte importante de su identidad pero no le define totalmente. Es sólo una característica más.
Este modelo es general, no todas las personas experimentan estas fases de la misma manera, ni en el mismo orden, pero puede ayudarnos a entender algunas de las dudas o dificultades que pueden surgir en el proceso de identificación y aceptación de la homo/bisexualidad.
Independientemente de nuestra orientación e identidad sexual, hay otros factores sociales que interactúan y atraviesan nuestra identidad (genero, raza, clase social, etc…) y que influirán en como cada persona LGTBIQ+ vive estas etapas.
Si sientes que estás encallada en alguna de estas fases, si te angustia que algunas personas conozcan tu orientación sexual, si sientes ansiedad o vergüenza en algunas situaciones que impliquen visibilizar tu identidad o crees que algo de esto genera dificultades en tus relaciones de pareja la psicoterapia con alguien especializado puede ayudarte a superar estos obstáculos. ¡Ganarás tranquilidad, autoestima y te sentirás mucho más libre y feliz! Si quieres que te acompañe o ayude en este proceso, no dudes en escribirme para concertar una primera cita.