RESEÑAS

Llegué a Eli cuando tenía 19 años, en un momento en que me sentía totalmente colapsada por un trastorno alimentario que arrastraba desde los 15. Era mi último recurso, la opción de pedir ayuda, y me sentía totalmente indefensa frente a lo que me ocurría, dudando si podría o no superarlo y de si la ayuda que pedía funcionaría. El primer día, en la primera sesión, Eli me calmó explicándome que mucha gente lo había superado, pero que tenía que estar dispuesta a trabajar mucho. A pesar de mi miedo me sentí bastante valiente como para comprometerme, y poco a poco, semana a semana, mes a mes, aquello que para mí era un monstruo fue haciéndose pequeño a medida que aprendía estrategias para enfrentarlo y hacerme fuerte. Una vez mi trastorno alimentario estuvo más controlado pudimos trabajar muchas más cosas. Eli me ha ayudado a hacerme fuerte, a verme fuerte y a encontrar todo aquello en qué sí que soy bastante buena como para ser válida. No era consciente de cómo de pequeña era hasta que llegué a ella y pude verme grande. Eternamente agradecida de haber encontrado una psicóloga como ella.

Elisabet es una excelente profesional, crea un ambiente cómodo y de confianza en el que una se siente libre para expresar lo que le ocurre. Tiene mucha empatía y sabe detectar con detalle los problemas psicológicos, desde los cuales te devuelve una terapia ajustada a tus necesidades y eficaz. Estoy muy satisfecha con Elisabet como terapeuta, la recomiendo 100%.

Empecé terapia con Elisabet tras pasar por un episodio de vértigos y ansiedad por el cual no encontraba tratamiento ni mejora. Elisabet me diagnosticó una depresión con un componente de ansiedad y empezamos una terapia que me ayudó muchísimo. Aprendí a controlar los episodios de ansiedad, a detectar cuales eran sus desencadenantes y como enfrentarlos. Me ayudó a resolver episodios dolorosos de mi vida que habían quedado sin resolver y me provocaban angustia y dolor. Elisabet es una profesional empática y serena que conduce muy bien todo el proceso respetando en todo momento el ritmo del paciente y su intimidad.

Con un TCA desde los doce años. Descreída por completo de la eficacia de las múltiples terapias a las que había acudido a lo largo del tiempo. Casi con treinta años fui a dar con Eli, en un momento extremo de mi enfermedad, con dificultades para salir de casa y para comunicarme con los demás. Ya había interiorizado que mi vida podría, como mucho, mejorar un poco, pero que siempre estaría conmigo la enfermedad y sus rasgos. Pero no. No ha sido así. Llevo más de dos años de alta de terapia de TCA, tengo una vida plenamente sana en relación con la comida y con mi aspecto físico. No hay operaciones bikini en mi cabeza, ni dietas, ni calculadoras de calorías y alimentos, ni deporte exhaustivo compensatorio. Con Eli me he sentido siempre retada intelectualmente, lo que me ha ayudado a que pueda valorar mis dificultades objetivamente y buscar alternativas por mí misma. El camino es de cada paciente, sin embargo, tener a Eli como "guía turístico" en tu proceso de recuperación hace que el trayecto tenga cada vez más sentido. Una y otra vez, gracias".

Cuando conocí a Elisabet había decidido poner fin a una anorexia mal curada y arrastrada desde la adolescencia. A pesar de que el principio fue muy duro, Eli siempre estuvo allí para ayudarme, tratarme y animarme a luchar. Poco a poco, lo que yo había pensado que sería totalmente imposible, se fue haciendo realidad, la percepción que tenía de mí misma mejoró, tratamos problemas de base que yo no sabía que podían ser la causa del problema y me enseñó a quererme y a cambiar para convertirme en una persona más feliz. Actualmente tengo una vida normal, soy feliz con mi cuerpo y no tengo miedo a comer, disfruto de la vida y he tenido 2 hijos sanos. Eli me ha ayudado a que todo esto sea posible. ¡Ojalá la hubiese conocido antes!

Empecé terapia con Eli en 2013. En aquella época llevaba muchos años con un trastorno alimentario y nunca había encontrado como poder reconducir este tema. Con ella logré unas pautas de alimentación, otra perspectiva de mí misma y en consecuencia tener mayor libertad en mi vida y conducta en general. En la actualidad tengo una vida feliz y normal, y aunque tengo el alta, siempre que he necesitado cualquier ayuda me ha ofrecido su acompañamiento fácilmente. Siempre con un trato muy cercano, respetuoso, con profesionalidad y claridad.